Ruta por Teruel y preparativos para Japón
Artículo escrito por mi compañero en la ruta del samurái
Por Vicente Malpica
Llevo muchos años viajando en moto por todos los lugares, las sensaciones que sientes cuándo emprendes un viaje nunca se me han quitado, será por eso que sigo viajando. Así fue ese lunes, era una bonita mañana de mediados de marzo, de esas que parece que todo se ha parado, el viento estaba durmiendo, hacía un sol brillante, y el ambiente era sosegado, al igual que la temperatura, ideal para viajar en moto.
Llevaba ya unos 4 meses, sin montar en mi querida moto trotamundos. Imaginad, que genial situación, unos días libres, buen tiempo y un reencuentro con buenos amigos, así empezó esta ruta por zona Turolense.
Tomé rumbo Este, por la N-420 dirección a Teruel, las sensaciones eran indescriptibles. Me encanta ir en moto, y noto un “no sé qué ” fantástico, cuando conduzco la moto, es alucinante de verdad.
Viendo bonitos paisajes, junto a las orillas del río Cabriel, fui poco a poco conduciendo hasta llegar a Villel, pequeña localidad situada a pocos kms. de Teruel.
Creí que había llegado el primero, pero no fue así, Juan, uno de mis mejores amigos, estaba a la salida del pueblo esperándonos, hacía mucho que no le veía, y fue gratificante encontrarlo de nuevo. Nos saludamos, me enseño su nueva moto “trailera”, una estupenda Yamaha Teneré 660 y fuimos hacia el bar a tomar algo.
Seguíamos esperando al resto del grupo, en el modesto bar-restaurante que está pegado a la nacional, a Manolo y su compañero de curro Javi.
Empezamos a hablar de motos, ¡claro! y de la vida, del trabajo, de los viajes, de muchas cosas. Sonaron ruidos de motor, nos miramos y nuestros pensamientos se encontraron, Villa y Javier??, saltamos de las sillas y salimos fuera, así era, Manolo y Javier acababan de llegar. Pasamos al comedor y tras un buen vinito, buena comida casera y cháchara, el tiempo pasó volando. La ruta, no podía empezar mejor :-)
Tras la comida emprendimos la marcha, hicimos unos pocos kms hasta Más de Jacinto, donde encontramos una pequeña gasolinera de pueblo, y emprendimos la ruta, todo OK!
Queríamos llegar a Javalambre, a la estación de esquí, y para ello elegimos una buena ruta comarcal que pasa por donde casi nunca pasa nadie.
Tomamos la Ctra. hacia Riodeva, para llegar a Camarena de la Sierra, toda esta zona muy idílica, llena de pinares y pequeñas montañas al sur-oeste de Teruel.
La tarde iba muy bien, el fresco empezaba a aparecer, el sol daba señas de despedirse y a nosotros aún nos quedaba un poco de ruta hasta la cumbre.
Los caminos estaban medio bien. Me refiero a que había sitios en los cuales la ctra. aún estaba casi tapada por ventisqueros de nieve, pero despacito y con buenas manos fuimos pasando.
La presencia de gente en estos páramos es casi nula, algún lugareño con alguna furgoneta C15 y algún tractor, y poco más.
Llegamos arriba por una bonita ctra. curvilínea, ya en mejores condiciones, se nota más afluencia de gente a la estación de esquí. Paramos un poco a hacernos unas fotos, ver el lugar y charlar lo justo, ya que el frío empezaba a hacer mella en nosotros, (+5 nos indicaba los medidores que la noche se acercaba), con lo cual salimos zumbando hacia abajo.
La bajada fue breve porque la ctra. está en mejores condiciones y fuimos a dar al Collado del Gavilán y a la N-234, cerca de La Puebla de Valverde. Ya lo demás fue coser y cantar, un poco de autovía-nacional y Teruel.
A todo esto, Joan me había explicado que estaría en Pamplona por gestiones de trabajo y que estaría con nosotros el martes. Bueno, eso era lo acordado, pero al final aligeró el paso y ya bien entrada la noche, casi las 24 horas, de ese mismo lunes, apareció en Teruel, tras pasar un fuerte viento y más helado que un pingüino, (en verdad mi compañero de aventuras es un gran tipo y duro de pelar como las piedras :-)
Nosotros estábamos de vuelta de un bareto céntrico de Teruel, en el que habíamos engullido unos buenos platos de chacinas, jamoncito y demás viandas de la zona, cuando llegó Joan.
Es extraña la sensación que siento cada vez que nos encontramos, Joan es un buen amigo y muy aventurero, al igual que el resto de mis amigos, es muy grata su compañía y la de todos.
Marchamos todos a la residencia a “meternos en el sobre”, y la verdad tardamos poquito en irnos a esos mundos oníricos, de fantasía, donde todas las motos y los caminos, están hechos de luz...
El martes nos levantamos todos algo “cansaícos”, tantos cambios en poco tiempo se nota, pero con unas ganas enormes de hacer kms.
Desayunamos bien, en un bareto que hay junto a la residencia y, tras echarles un vistazo a las motos, que estaban heladas a esa hora, (sobre las 10 h.), pusimos el ON y a rutear por la sierra de Gúdar.
El día era más soleado que el anterior, se preveía algo glorioso, aunque hasta bien entrado el día, se sentía la frialdad mañanera.
Tomamos dirección Formiche Alto y el Castellar, ctra. de montaña, bonitos paisajes, y una marcha relajada. Ya no recordaba casi lo que era ir 5 moteros de ruta, porque suelo viajar en solitario, como mucho, uno más, pero la sensación fue muy buena.
El sol empezó cada vez a apretar más, los músculos a desentumecerse y tras pequeñas paradas, charlas a pie de ctra., risas y buen rollo, así fue discurriendo la ruta, día de motos, amigos y paisajes.
La sierra de Gúdar es un lugar idílico, ya que no posee excesivos turistas y sus gentes y paisajes te traen unas sensaciones que otros lugares no te dan, muy recomendable, ¡Teruel existe!
Decidimos comer en un pueblecito llamado Linares de Mora, y estando allí degustando buenos manjares de la zona, apareció la cuñada de Javier, maestra en la zona, donde nos contó, cómo son los niños de esas tierras, la paz que reina en esas montañas y la cantidad de nieve y frío que han pasado este invierno, interesante...
¡Cómo pasa el tiempo!, ya ni recuerdo las horas que pasamos en ese agradable restaurante, el caso es que al salir, el sol parecía indicar como que, o aligerábamos el paso, o nos haría frío nocturno de regreso.
En unanimidad, como siempre, decidimos hacernos un buen trozo de pista de tierra, para que no se diga eso de que llevamos trails y ni tocan la tierra
Nos vino de perlas a Joan y a mí, ya que en breve haremos miles de kms. de tierra y el ir adaptándonos a esos terrenos, es muy importante.
La ruta era llegar a Castelvispal, y luego camino de tierra hasta Puertomingalvo.
Es cierto que una trail es una trail, el poco trayecto hasta Castelvispal fue bien, con ctra. rota y gravilla, para no variar, zonas también de umbría donde la nieve y hielo hicieron acto de presencia.
Luego emprendimos el trozo de ruta trail-tierra que, en un primer término, creímos que sería solo “ripio” (tierra), como dicen los Argentinos, y se transformó luego en trozos de barro, hielo y nieve.
Con cuidado todos fuimos pasando y, no sin dejar de ver la inmensidad de las montañas de esta zona y lo que la naturaleza nos ofrece, vayamos a donde vayamos, ¡fantástico!
En Puertomingalvo la ctra. se convierte de nuevo con asfalto y estropeada, muy entretenida de baja hacia Castillo de Villamalefa y Zucaina, donde los paisajes son indescriptibles.
Ya en tierras Castellonenses seguimos ruta sin parar demasiado, ya que la noche se nos acercaba. Una parada de rigor en el embalse de Arenós y tras unas buenas fotos, continuamos marcha hasta Olba, Rubielos de Mora y Mora de Rubielos.
En este último pueblo, repostamos a nuestras fieles traileras y, en esos momentos ocurrió un percance:
Vaya, Javier nos avisa, alarmado, que su moto, F650, (como mi antigua moto) había notado una especie de explosión en el depósito del anticongelante y se veía líquido del mismo en el suelo.
Pues nada, manos a la obra, desarmamos un poco su moto, con cuidado le quitamos el tapón del radiador, y pudimos comprobar que no iba bien la válvula que tiene el mismo.
Lo abrimos y lo volvimos a poner, a su vez, se revisó el depósito-vaso de expansión, que estaba vacío, entonces con cuidado cerramos el tapón del radiador, llenamos el citado vaso de expansión y ya más relajado, tomó rumbo Teruel, precediéndonos a todos.
La noche ya nos había cogido, pero la temperatura se mantenía algunos grados por encima de cero, genial.
Poco a poco fuimos avanzando hacia la pequeña ciudad Aragonesa, donde terminamos la ruta.
Esa noche no nos apeteció irnos al centro, todos algo cansados de habernos hecho unos 239 kms. de curvas y más curvas, así que cerca de la residencia había una Pizzería, donde nos “zampamos” unas buenas pizzas y unas “birras”, para irnos a dormir pronto.
Y lo que empieza acaba, y con la ilusión y los sueños de que vendrán más y más rutas, nos despedimos esa mañana de miércoles, en la cual ya cada uno tomó rumbo distinto.
Joan y yo tiramos rumbo Oeste, N420 hacia Cuenca, hasta Torrebaja, donde, tras unas fotos cómicas, nos despedimos hasta la próxima, que si todo va bien será muy pronto.
Con respecto al viaje a Japón, las gestiones siguen adelante. Tenemos nuevos patrocinadores, gracias desde aquí a: Seva’s Publicity y Casbas Creaciones.
Y decir que KM. Cero sigue en hacernos los seguros internacionales para todo el viaje.
Los Visados para Rusia y Mongolia, estamos en ello, un poco complicadillo el tema, sobre todo el Ruso, pero no imposible.
Lo de la gasolina en Mongolia un lío, aún no sabemos fehacientemente, si es Con plomo o Sin plomo, por quitarle Catalizador a la moto o no, en fin nos enteraremos seguro.
El Carnet ATA, casi a punto de hacérnoslo, para poder sacar nuestras motos de Europa y la verdad poco más, luchando por conseguir más apoyos día a día y eso, muchas ganas de partir y emprender viaje.
Muchas gracias a tod@s por todo lo que hacéis por nosotros, un gran abrazo.
Joan and Vicente