Viaje a Barcelona. Reunión con Yamaha y Midland
Relato junto a Vicente de nuestras mini aventuras con los preparativos del viaje
El pasado martes, 13 de Abril (vaya día…) Joan viajó en moto desde Alicante hasta mi casa en Cuenca. Habíamos quedado para preparar las cosas para las reuniones que teníamos con varias empresas de Barcelona interesadas en colaborar en el proyecto. Teníamos mucho trabajo que hacer. Imprimir curriculums en papel de buena calidad, perfilar la ruta en google maps, preparar las presentaciones y la documentación para el visado de Mongolia, etc.
Habíamos pasado todo el día trabajando y además se puso a llover por la tarde y no paró de hacerlo durante toda la noche. Aún no éramos conscientes de lo que íbamos a pasar al día siguiente, 600 Km de viaje en moto hasta Barcelona.
Me costó bastante dormir, ya había estado hablando con Joan sobre la lluvia y el mal tiempo. Incluso hablamos de ir a Barcelona en el coche…. Pero la vida y el espíritu del motero es diferente. Además, tenemos que ponernos en forma para el viaje. Había que ir en moto.
Nos levantamos y desayunamos bien, el tiempo seguía cerrado, la humedad era tal que hasta costaba trabajo caminar. No nos dijimos nada, terminamos de desayunar, colocamos todo en las motos y no muy pronto, sobre las 10’30 h., iniciamos la medio-aventura que estoy a punto de narraros.
La lluvia nos regaló un pequeño lapsus de tiempo para ir adaptándonos a la carretera (bien mojada, por cierto). Nos dirigimos hacia Carboneras, paramos para repostar y seguidamente tomamos la N-420 hacia Teruel. Empieza a llover a cántaros!, pero teníamos citas en la ciudad Condal y, a no ser que el destino dijera un NO rotundo, nosotros seguiríamos adelante.
Las manoplas son un gran invento y en un día como este no me puedo imaginar viajar solo con un par de guantes. Joan se puso las suyas en la moto, pero al no tener unos protectores de manos, con la fuerza del viento, empezaron a presionar las manetas de freno y embrague. Ya os podéis imaginar lo incómodo del asunto, lloviendo a cántaros, a cero grados y con los dedos de las manos como palos para evitar que las manoplas accionen el freno…
Continuamos el viaje, “de relax”. Se divisaba en las cunetas de la carretera y montes adyacentes mucha mucha agua y luego pasó a verse nieve…, el indicador de temperatura no paraba de parpadear, me indicaba que había posibilidad de hielo. Se estaba complicado el día, pero bueno, felices de ir en moto, nos reconfortábamos pensando y soñando con los posibles desenlaces de las reuniones que íbamos a tener en Barcelona con los patrocinadores.
Antes de llegar a Teruel pasamos por un pequeño puerto de montaña de más de 1000 metros de altura, había algo de nieve en la carretera, así que decidimos parar un poco a aprovechar el magnífico día. Era necesario dejar constancia fotográfica del momento. Es muy agradable no ir solo en ruta, las penas, son menos penas cuando estás acompañado.
Entre Teruel y Alcañiz hacemos una parada, hacía un frío de muerte y la implacable humedad excitaba nuestros grifos nasales de forma incesante. Un buen almuerzo-comida, a base de bocadillo de lomo con queso, nos dejó casi perfectos y con los ánimos restaurados. Qué pena que seguía lloviendo, pero teníamos que continuar el camino por esa bonita carretera rumbo a Alcañiz, Caspe, Fraga y Barcelona.
Al pasar Alcañiz paramos para llenar el depósito de gasolina, la cosa cambió algo, seguía nublado, pero la lluvia cesó. Más rectas, y más rectas interminables, pasamos por el puente que cruza el Ebro y llegamos a Fraga. Lo demás ya es historia, un buen colacao en un bar de carretera tras pasar por Lérida y aburridas rectas de autovía hasta llegar a Manresa. Ya eran casi las siete de la tarde, quedaba poco para llegar a L’Ametlla del Vallés. Los últimos kilómetros de montañas y carretera comarcal los hicimos como zombis con encefalograma plano. Demasiados kilómetros en un mismo día, menos mal que al menos el paisaje era una gozada. Bonitos páramos de montaña que me recordaban a Galicia, ¡qué pasada de verde, es fantástico el norte de Barcelona!
Nos hospedamos, en casa de mi amigo Ignacio, un gran tipo que nos cuidó muy bien. Motero de los de verdad y muy ingenioso con el bricolaje de motos. De hecho, a Joan le instaló unos protectores de manos que ya no usaba para arreglar el problema con las manoplas. Muchas gracias Ignacio, a ver si nos vemos pronto y volvemos a hacer rutas por ahí con las motos.
Reunión con Yamaha, Midland y otras gestiones
Al día siguiente, miércoles, fue muy buen día, no paramos de hacer cosas. La más importante fue la reunión que tuvimos con la dirección de Yamaha Motor España. Aunque no queremos hablar mucho del tema porque aún estamos en la etapa de negociación. Si al final llegamos a algún acuerdo ya habrá tiempo de contarlo con todo lujo de detalles. Por ahora solo podemos afirmar que el proyecto les gusta mucho y que nosotros nos esforzamos al máximo para animarles a colaborar.
También visitamos a, nuestro ya confirmado patrocinador, Midland. Los cuales nos facilitarán walkis e intercomunicadores para que podamos estar siempre bien comunicados =) David estuvo muy amable explicándonos todas las ventajas (que no son pocas) de la tecnología Bluetooth, la cual nos permite tener conversaciones bidireccionales a la vez y poder escuchar el sonido del teléfono, GPS y MP3. Una maravilla que no le puede faltar a ningún grupo de moteros que tenga intención de hacer algún viaje largo.
Entre las visitas a los patrocinadores, también aprovechamos para iniciar los trámites del visado para Mongolia. Parece que todo está en orden y ahora solo nos queda esperar a que nos devuelvan los pasaportes. Luego fuimos a visitar algunas tiendas de motos y a tomarnos unas buenas cervezas en el mejor pub motero de Barcelona, el Paddock. Unas Guinnes fantásticas, con amigos geniales como Federico-Varadero e Ignacio-Tíger y toda esa gente tan agradable con gasolina por las venas que frecuenta ese gran rincón motero. ¡Muchas gracias!
Vendimos algunas camisetas del viaje, gracias! y quedamos también en hacer una pequeña fiesta, si todo va bien, el día 6 de junio al anochecer, estando ya empezada la ruta hacia Japón y aprovechando nuestro paso por Barcelona.
Y así acaban estos días intensos y agradables, de mucha moto y emociones, unos 530 kilómetros de ida y otros de vuelta, con buenos amigos, felices de viajar en moto y trabajar para hacer realidad nuestros sueños. A cuidarse y a ver si nos pilláis camisetas, necesitamos vuestra ayuda, gracias anticipadas y un gran abrazo para tod@s.